Comando Mañueco

Ayer viernes, con motivo de la celebración de unas jornadas sobre Administración Local el ministro Caldera se acercó hasta el Palacio de Congresos. Allí estaba el “comando Mañueco” de turno insultando, difamando, escupiendo, pancarta en mano, etc, etc, …

¿quién se había enterado de la visita del señor Caldera? No era un acto anunciado con gran antelación ni mucho menos, y casi se desconocía la celebración de dichas jornadas, algo casi interno y de funcionamiento de las instituciones. El caso es que allí se habían dado cita los justos y los necesarios dispuestos a lo que hiciera falta: hombres, mujeres, mayores y jóvenes, como si por devolver lo robado se les fuera la vida en ello, como si se cometiese una injusticia o un expolio, o un ataque, o… ¿qué pájaros les meten en la cabeza?.

Si en esta ciudad se hiciese periodismo con mayúsculas todos podríamos saber cómo se organizan estos actos fascistas. Lista en el partido en la que se apuntan aquellos que se prestan, cita previa ese día con una antelación suficiente para preparar los gritos de guerra, y ensayarlos, calentar gargantas, remangarse el brazo para recibir la correspondiente dosis de rabia, entrega del material, estudiar la organización para que estén dispersos y den sensación de diversidad social,…

El próximo acto golpista se celebrará a primeros de junio, salvo sorpresa, se notará en el ambiente cuando alguien meta en la lavadora alguna bandera rojigualda con aguilucho y la tienda, entonces sabremos que estamos en vísperas de la cita. Salvo que los nervios traicionen, apliquen lejía y pierdan los colores, y el aguilucho.

Mientras, circulan correos electrónicos llamando a la ‘salmantinidad’ del lector y siguen las visitas ilustres a la ciudad que citan la polémica como política y sobre la que muy pocos pueden hablar con conocimiento.

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