Pinza en la nariz

Pasar la mañana de un sábado o la de un domingo por la plaza de San Román y por sus calles aledañas es todo un reto al estado de salud de cada cual.
Orines, vasos de licor, suciedad, grafittis, calles sin vida… y todavía algún que otro joven borracho que no ha probado la cama. Todavía a las diez de la mañana queda alguno.
El estado de la plaza de San Román es deplorable con los graffitis de fondo en todo aquel corredor, cualquier intersección pared-suelo es buena para orinar, a cualquier hora, lo extraño de esto es que los coches no sufran desperfectos.
Pero no es sólo en esta plaza donde la celebración del botellón deja su peor rastro, también en el campo de San Francisco, en San Cristóbal, en las Úrsulas, incluso en los Dominicos y Vaguada de la Palma se celebran botellones de fines de semana.
Con la plaga de los botellones (comprensibles en principio) Salamanca se ha convertido en sucia, en inculta… y el Ayuntamiento sólo pone como leve remedio cuadrillas del servicio de limpieza que manguera en mano hacen lo que pueden aunque muy a su manera puesto que no ponen cuidado y dañan los monumentos.

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