Veritas

Este el título de una nueva exposición, esta vez en el Palacio del Obispo, que recoge la historia de los Dominicos en Salamanca. La muestra con pinturas, esculturas, libros y orfebrería estará abierta hasta el 19 de junio, un mes, no más.

El comisario es el señor Morales (ex concejal de Patrimonio) y fue inaugurada por don Julián. Se da la casualidad que el próximo año se cumplen los 750 años de la instalación de esta orden religiosa en Salamanca, justo, el hombre no desperdicia la ocasión. Les ha prometido la Medalla de Oro de la Ciudad, y yo dando vueltas a qué habrán hecho los Dominicos por Salamanca para merecer tal honor.

Según narra la prensa local los hechos acontecieron así: en la intervención de Francisco Morales, éste expresó su idea de que el 2006, cuando se cumple el 750 aniversario del convento de San Esteban, "sería un gran año para que la orden entrara en la lista de condecorados" con la medalla de oro de la ciudad, y posteriormente Lanzarote contestó a la petición señalando que "a ver quién le dice que no a un experto" como Francisco Morales, por lo que "me parece que ya tenemos medalla de oro del año que viene", esbozando una sonrisa de complicidad.

Y así se hacen las cosas en esta ciudad, por capricho, por ocurrencia, por extraños méritos, si eres clero puntúas más, tienes preferencia y todo vale. Es comprensible la devoción, el sentimentalismo y la pasión con la que Morales y el mismísimo alcalde acuden a los actos de la Iglesia. Pero convivir permanentemente con ellos, pensar sólo para el bien de ellos, además de crear crisis familiares, les convierte en beatos públicos. Con el mal ejemplo que ello supone.

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