Pájaros en monumentos

Hace una semana la prensa local publicaba que de forma experimental, en la iglesia del Carmen se iban a colocar unas líneas de material punzante (plástico transparente alargado) adherido a la piedra con silicona. Bien, el penúltimo intento por acabar con el daño que los pájaros hacen a los monumentos.

El caso es que estos aparatos no son nuevos, llevan meses instalados por la ciudad en otros lugares, como puede ser la tapia de la Facultad de Geografía en la cuesta de Oviedo.

En resumen, el tema de los pájaros es el siguiente: en primer lugar hay épocas del año en las que el número de individuos es objetivamente exagerado, manchan los monumentos, son parte de la cadena alimenticia de la ciudad (los necesitamos), sólo se cobijan en monumentos por altura, tranquilidad, diseño, y porque el campo y zonas limítrofes les han expulsado, se han habituado a comer de lo que nosotros comemos, no se vigila ni se controla el número, y no se potencia o facilita casa en lugares más aptos como pudieran ser los parques y el río de la ciudad. Los pájaros en sí no son un problema, el problema viene cuando se sobrepasan las cifras de convivencia lo que conlleva suciedad, ruidos, degradación de monumentos,… En definitiva, controlar el número y facilitar otros lugares para anidar.

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