Teatralidad con los teatros

Salamanca nunca ha sido una ciudad de teatros, ni de cines, si fuera lo contrario a la negación, todavía hoy pervivirían algunos de los históricos, cines o teatros, que en las últimas décadas se han perdido.

A fecha de 2005, el teatro Bretón esta cerrado y sin visos de abrir de nuevo sus puertas. Cerró hace ya más de un año, pero la familia no está por vender. Mientras Germán Sánchez Ruipérez y Caja Duero abogan por derruirlo para construir en su lugar un centro multicultural (no de diversidad de culturas, si no de prácticas culturales) para leer, para escuchar, para interpretar, con pequeño rincón gestionado de forma privada con el consiguiente derribo del último gran teatro.

Por parte de los cines tenemos por delante los últimos años de los Multicines Salamanca, son los últimos de los “de toda la vida”, porque todos los demás son nuevos en salas demasiado modernas, irreales, artificiales. Cabe destacar el edificio en su confluencia con la plaza de San Boal, un parte protegida por el futuro nuevo Plan de Urbanismo. Mientras, la propiedad ya ha anunciado que está esbozando la conversión del teatro en viviendas. Algo así como lo que recientemente hemos visto en la Gran Vía, la conversión del histórico Gran Vía en apartamentos de lujo, en la medianera quedaban restos del teatro.

Por último un teatro cerrado, un teatro convertido en escombros, el Juan del Enzina, el teatro de la Universidad de Salamanca, el laboratorio de prácticas de los alumnos de filología. Cerrado por falta de 2 millones de euros para recuperarlo. Nadie quiere saber nada, menos mal que la presión del alumnado ha llegado al decanato, ¡un decano que se involucra en algo!, y así al Rectorado convirtiéndose el asunto en prioritario para la Universidad de Salamanca. Esperemos que en no mucho pueda volver a ser disfrutado por los alumnos, por la Universidad y por la ciudad.

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