Una botella en el buzón
Me cuenta lo de siempre, se creerá que no le oigo en la radio, o no le leo en el periódico o no le veo en la televisión. Pero al grano, que me alargo, desentrañemos la carta:
- El gobierno aprobó devolver “…los documentos que en su momento les fueron incautados…” y que se encuentran aquí. Con esta frase, introductoria para situarse, el lector ya sabe toda la verdad, el resto es petición de adhesión a su causa particular.
- El proyecto de Ley “…abre el camino a la total desmembración del fondo documental del Archivo, y, en consecuencia a su desaparición”. Como ciudadano del municipio que soy no he leído el documento pero me parece que si el Archivo siempre ha estado incompleto, lo esta y lo estará porque nadie sabe fijar la plenitud documental sobre la temática guerra civilista.
- Habla de decisión política condicionada por acuerdos con ERC “…que pone en peligro la existencia de una parte del Patrimonio común de todos los españoles, y de toda la Humanidad…” según la UNESCO. Bueno, aquí don Julián se pone la venda antes de la herida porque durante los tres últimos años la UNESCO le viene avisando que le va a quitar el título de Patrimonio de la Humanidad por las talibanadas que esta haciendo.
- “El Archivo atesora parte de la memoria histórica […] que permite, entre otras cosas, que se pueda hablar de una Nación llamada España. Su desaparición es una victoria de quienes no creen en España como Nación indivisible…”. Y grande y libre, don Julián, dígalo completo. Usted no cree en la pluralidad y en la riqueza o diversidad de España. Para usted todos tenemos que estar hechos por el mismo patrón. E ir a misa.
- Ahora dice que él sigue en la calle de pancartero siempre que en la Moncloa no este Aznar y además cuenta con el apoyo de “diferentes colectivos, asociaciones, entidades e Instituciones” para la manifa que llevará por lema algo tan genérico que ni él lo practica en su plenitud “Por la Unidad del Archivo (el de la Guerra Civil). Por nuestros valores (los desconozco, debo salir a la calle todos los días sin ellos). Por nuestra Historia común (la de Salamanca no se dónde queda archivada). Por nuestra dignidad (que los franquistas también la tenemos, algo y de nuestro tipo)”.
- Cañita al aire, ojito: “Me permito recordarte que en 1995, una manifestación como la que ahora se convoca, obligó al Gobierno de entonces a dar marcha atrás en su decisión de expoliar el Archivo”.
- Contradicción, es ¿de todos?, nos ¿lo quitan? a nosotros: “En la convicción de que defendemos aquello que nos es común, y que nos quieren arrebatar…”.
- El final es como una absolución de todos sus pecados, algunos capitales si se considera salmantino -amante de su ciudad-: “… y tu interés por algo tan importante para los salmantinos como la defensa de nuestro (y vuelta, que “les fue incautado” y además no son documentos de la guerra, son de la II República) Patrimonio Histórico”.
Este buzoneo de franqueo pagado, con sobre, carta a todo color y ensobrada tiene que costar dinero. Bastante dinero, a lo mejor sería suficiente para, por 8 millones de pesetas al año, mantener el alquiler de la finca de Gargabete. Pero es que, es más, don Julián también organiza actos, pone carteles, anuncios en prensa (en su prensa, qué gracioso), alquila autobuses y lo que haga falta. Tiene miedo.
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