Peatones atropellados

En los últimos días los conductores de Salamanca han intentado solucionar sus problemas personales, sus estreses, sus presiones, aliviándose atropellando peatones. Sin muertos, “gracias a Dios”.

La nefasta política de movilidad, no desarrollada desde el Ayuntamiento de Salamanca, es el origen de estos males que conllevan inseguridad ciudadana y un aumento de los siniestros. Con las graves consecuencias que tienen y pueden llegar a tener los atropellos.

La política urbanística, de sostenibilidad, medioambiental y humana del Ayuntamiento de Salamanca, ignora la existencia de peatones, de ciclistas y de usuarios del transporte urbano.

Cada año, según las estadísticas de la Policía Local, el número de atropellos aumenta al igual que aumenta la velocidad de conducción y las multas por estas causas. Las cuales, las multas, no parecen ser método eficaz en la lucha contra la velocidad excesiva, el ruido, y el mal uso del automóvil. Habrá que concienciar desde más abajo.

Pero no sólo eso, también el Ayuntamiento –la Policía Local- es ineficiente en la lucha contra las malas costumbres que a la vez suponen mejores condiciones de vida para la mayoría. Por ejemplo, los coches mal aparcados en pasos de peatones o la doble fila que oculta al peatón dispuesto a cruzar un paso de cebra. La nula imparcialidad en la asignación del cambio de semáforos conlleva que los peatones tengan que estar de pie más de tres minutos mientras ven los coches pasar, dejando escasamente 15 a 30 segundos para el paso de peatones.

La supresión de pasos de cebra y el escaso espacio para la movilidad de los peatones (inmensa mayoría de los ciudadanos y de los desplazamientos) en muchas calles en las que son relegados a pequeñas aceras explica la gravedad de la situación actual.

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