hipocresía acondicionada

Poco a poco viene el buen tiempo, el verano, las temperaturas elevadas, los calores graníticos de una Salamanca fría en invierno y calurosa en verano. Es lo que tiene la sequedad del interior, de la Meseta, de Castilla.

Los instaladores de equipos de aire acondicionado ya han comenzado a frotarse las manos con la temporada que ya viven, hasta el más pobre quisiera tener un equipo de éstos en el balcón de casa para emitir una pequeña brisa de frescura. No olvidemos que es malo para la salud los cambios de temperatura, estar en un habitáculo a 20 grados, salir a la calle y estar a 40 y viceversa. Tampoco es recomendable vivir todo el día a temperaturas exageradas por eso, se hace necesario que cada cual establezca sus propios hábitos para controlar la entrada de calor en su casa, su lugar de trabajo,... por ejemplo no subir la persiana si el sol da de plano.

Los equipos de aire acondicionado tienen un coste aproximado de cien pesetas, algunos superan con creces los 600 euros. Instalar estos aparatos, supone no sólo un desembolso cuantioso para unas pocas fechas claves del año, también supone destruir el planeta y embarcarse en una espiral sin fín.

Para poder recibir aire acondicionado es necesario producir energía através de centrales nucleares, grandes presas,... para que el equipo enfríe el aire es necesario que funcione, su funcionamiento implica transmitir calor al aire por el trabajo del motor, ruido, e incluso emitir gases a la atmósfera. En definitiva, nos estamos cargando el planeta y hemos elevado la temperatura del globo, nos vemos en la necesidad de utilizar estos aparatos y con su uso seguimos calentando 'la olla', ¿merece la pena?.

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