Blog Salamanca, diario de una ciudad

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viernes, agosto 19, 2005

El lifting de mi amiga

No puedo decir hermana, porque hermanada sólo estoy con Würzburg, pero después de la Capitalidad compartida algún vínculo queda, no institucional, pero sí emocional. ¡¡estoy hablando de Brugge!! Una ciudad belga que en castellano es conocida como Brujas.

El otro día publicaba La Vanguardia un reportaje sobre esta ciudad, famosa por su arquitectura secular, ya que sus gestores culturales apuestan por la modernización cultural. Quieren quitarse la máscara del chocolate, de los bordados, de los conjuntos de postal para renovar su imagen exterior y sus atractivos.
La villa del chocolate y los bordados alberga este verano el festival Corpus, con propuestas rompedoras
A Brujas le pasa lo que a mí, se ha convertido en un tranquilo museo al aire libre. Para ello, es necesaria una apuesta cultural seria, contundente, sólida y de futuro, no celebraciones redondas a golpe de talonario. El festival del Corpus con diversas manifestaciones artísticas sobre el cuerpo, retratos renacentistas de Memling y dos exposiciones de arte contemporáneo. Pero más controvertida es la exposición Entre la piel y el orgasmo. El rojo intenso de su cartel anunciador, una imagen del vídeo del artista suizo Yves Netzhammer, recuerda inevitablemente a la sangre de Cristo que alberga en Brujas una visitada iglesia del mismo nombre, toda una provocación que ha causado polémica entre las mentes bienpensantes de la ciudad. La exposición, instalada en los bajos del campanario, indaga en las fases del proceso creativo con trabajos de Pipilotti Rist, Ingrid Mwangi y Zhang Huan, entre otros.

Para inaugurar Corpus, se recurrió a Spencer Tunick el fotógrafo neoyorkino especializado en fotografiar masas de cuerpos desnudos en escenarios urbanos, acudieron unas 2.000 personas para pasear por las calles de la ciudad medieval.

Este cambio en la política cultural revela un valiente paso hacia el futuro en una ciudad que vivió su esplendor durante la edad media, cuando era paso obligado de los barcos mercantes que atravesaban el mar del Norte. Era entonces el centro del comercio de diamantes y tejidos más importante del continente. Pero a finales del siglo XV los comerciantes se trasladaron a la vecina Amberes y abandonaron, junto con el mar, la ciudad de Brujas - cuyo nombre en castellano deriva de la palabra flamenca brugge, puente-.

El declive comercial coincidió con el florecimiento cultural de la ciudad gracias a Van Eyck, Van der Goes y Memling, cuyas obras se pueden visitar en el museo de Groeninge o el Memling, situado en el hospital Sint Jan, uno de los más antiguos de Europa. Después, Brujas se fue adormeciendo sobre el orgullo de su pasado. La ciudad medieval mejor conservada de Europa reluce hoy gracias a una polémica rehabilitación de su patrimonio acometida el siglo pasado. La veracidad de las reconstrucciones ante las que se extasían millones de turistas sigue siendo una inagotable fuente de polémica ciudadana.

Tras el éxito de Brujas como capital cultural europea, el Ayuntamiento de la ciudad quiere aprovechar la estela de modernidad por el mini pabellón japonés de Toyo Ito - una pasarela minimalista y evocadora insertada en el apacible paisaje de la ciudad- y el Concertgebouw - un funcional auditorio diseñado por los belgas Paul Robbrecht y Hilde Daem-. Se ofrecen rutas gastronómicas, paseos poéticos o un irónico recorrido sobre la imagen de Brujas entre sus turistas.

Los gestores de la política cultural de la ciudad se han puesto como fecha tope para la reflexión 2007, año en que se hará balance de los beneficios reportados por el lifting, en buena parte motivado por las quejas del sector hotelero de Brujas, que reclamaba iniciativas para retener a los turistas en la ciudad más de unas pocas horas.

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