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lunes, noviembre 14, 2005

Atletismo bajo techo

El Partido Popular considera que la pista cubierta de atletismo que el Ayuntamiento de Salamanca va a construir debe valer 10.5 millones de euros. El proyecto está “cofinanciado” por el Consejo Superior de Deportes y la nueva polémica municipal viene porque el pp sólo quiere una pista de atletismo. Mientras, desde el PSOE consideran que Salamanca debería estar pensando también en un velódromo.

En breve saldrá a concurso técnico el proyecto y la obra del pabellón, de tal forma que sea inaugurado justo antes de las elecciones municipales del año 2007. Don Julián ya tiene una de las muchas fotos que por entonces se hará. Es una promesa electoral y debe cumplirla en su mandato por lo que dejar que parte del coste se pague en los presupuestos del año 2007, es una deuda que ahí se deja para quién venga después.

Otra infraestructura que tendrá partida presupuestaria en el próximo ejercicio será el cuartel de Policía Local en la Avenida de la Aldehuela, un poco apartado queda para, por ejemplo, la gente Pizarrales. La noticia de los últimos días confirma que el cuartel nace cojo de helipuerto debido al elevado coste y la escasa necesidad.

Como acto social, hoy debo destacar, el Rally fotográfico organizado desde la Asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio para el próximo domingo. El título ‘El Patrimonio es cosa de todos’ y las bases en su web.

Extracto de la entrevista a José Saramago en El País, apropósito de su última novela:

P. Para recordar, entre otras cosas, que la idea de la muerte contribuye a que perdure el poder de la Iglesia.

R.
Peor que eso. El problema de la Iglesia es que necesita la muerte para vivir. Sin muerte no podría haber Iglesia porque no habría resurrección. Las religiones cristianas se alimentan de la muerte. La piedra angular sobre la que se asienta el edificio administrativo, teológico, ideológico y represor de la Iglesia se desmoronaría si la muerte dejara de existir. Por eso los obispos en la novela convocan una campaña de oración para que vuelva la muerte. Parece cruel, pero sin la muerte y la resurrección, la religión no podría seguir diciendo que nos portemos bien para vivir la vida eterna en el más allá.

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