A-50, destino Madrid

La conversión en autovía de la carretera nacional 501 es para Salamanca, la gran noticia de la década, por lo menos en cuanto a infraestructuras se refiere si bien es cierto que la prensa del Movimiento se dedica a omitir la noticia, y no sólo ésta, también la que corresponde a la Ruta de la Plata.

La reclamación de la conversión en autovía es lejana tan lejana que aquí se atizó mucho a los gobiernos de Felipe González porque habían abandonado Castilla, la gente de Unidad Regionalista hacía cruces cuando había accidentes en las carreteras, y se prometieron muchas veces, hubo muchas promesas. Especialmente aquella del señor Trocóniz, en el año en que me concedieron ser Capital Europea de la Cultura, fue en el 97 o en 98, a las pocas semanas de conocerse la concesión dijo algo así como: “hombre, no estará completamente terminada, pero sí muchos tramos”, en referencia a la conversión de la vereda que me comunica con la capital del reino. Llegó el 2002, la plataforma de la Cámara de Comercio contra la pasividad de Aznar, el 2004, y ahora, Zapatero se ha movido y ha cumplido. Sigue cumpliendo con su programa electoral, incluida la devolución de los papeles, que conste que estaba en su programa y se sabía porque la campaña del pp del 2004 se dedicó sólo a los papeles.

Pero el progreso a veces, como es este caso, arrasa. Pensar que la futura autovía va a pasar por todas esas tierras tan productivas de Encinas, Huerta, Calvarrasa, esa zona de los canales, incluso por el Monte Arauzo, hace que no todo sea bueno. Con la autovía más de uno se moverá entre Peñaranda y Salamanca en 15 minutos, y tardará más en entrar a la ciudad, pero la pérdida de tantas hectáreas de tierras “super”productivas, los desmontes, la vulneración de Arauzo… son la otra cara del progreso, que conlleva que la antigua carretera se quede en una vía de servicio olvidada para comunicar pueblos y fincas.

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