La Plaza, okupada

El otro día titulaba La Gaceta Regional “La Plaza Mayor ha estado ocupada la mitad de los días de su 250 aniversario” lo cual es muy significativo. Y no es para menos ya que la instalación y desmontaje de los espectáculos ha complicado el tránsito peatonal por el recinto durante sesenta jornadas. A los turistas también les ha estropeado las fotos, les ha confundido su percepción de la Plaza y a los salmantinos no les gusta que se vulnere lo suyo.

De nuevo, la palabra de don Julián no vale nada. Él fue quién se impuso a sí mismo que no habría más espectáculos en la Plaza, se lo prometió tras el 2002. Se podría decir aquello de que la excepción confirma la regla, pero no, en el caso de don Julián lo que ocurre es que sus palabras se las lleva el viento.

Durante estos meses la Plaza Mayor se ha visto ocupada por casetas, templetes, escenarios de todo tipo y condición, gradas, estructuras, grúas, y un sinfín de armatostes y mamotretos que suponen una clara agresión visual con respecto al monumento, y de intervención con cableados, con maquinarias de gran tonelaje, con las casetas para labrar nuevos medallones, con los medallones digitales, etc etc porque es imposible enumerar todo y más si nos metemos con las actividades de guinness: seiscientos, encaje de bolillos,… sin duda, el programa del aniversario no sólo es populacho sino que además es dañino para el patrimonio.

Ahora se celebra un chulísimo ciclo de cine mudo, en la Plaza, en la ‘plaza del pueblo’ (en mi Plaza), y el mejor sitio para colocar la lona, pues no se hable más, la fachada del Consistorio. Sin duda alguna, cuando se proponen hacer las cosas mal, no hay quien les gane. Teniendo todo el resto de pabellones y no, tiene que ser ahí. La excusa es fácil, en los demás hay terrazas,… excusas. El caso es intervenir en el patrimonio, para negocio propio o para gloria política, con la excusa de la cultura. No hay voluntad de compatibilizar, ninguna.

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