¿Sólo perder sentencias?

Días atrás se conocía la declaración como improcedente del despido a una cuidadora de la guardería de Garrido. Una vez más, la penúltima por ahora, el Ayuntamiento perdía una sentencia judicial. El poso, que queda, no es que el Ayuntamiento pierda sentencias judiciales, no, el poso es que el Ayuntamiento obra como el peor de los empresarios. Vale, ya se que esta vez no tiene toda la culpa el Ayuntamiento, ya que el despido lo realiza la dirección del centro, un centro gestionado por Eulen, concesionaria del servicio. Ya, que el concejal correspondiente no es capaz de gestionar de forma pública una guardería y cede su gestión al mejor postor. Eso. Pero al caso, en la carta de despido se argumentaba que los padres no recibían un trato correcto, lo cual fue desmentido por los propios padres de los niños.

Las firmas de apoyo, de padres, hacia la cuidadora enviadas al concejal de Educación no han servido para que éste logre la readmisión de la trabajadora. De momento la dirección del centro permanece impasible porque el concejal es igual de impasible.

Días atrás se conocía que el Tribunal Supremo anulaba los presupuestos municipales de Salamanca del año 1998 (Evencia en evidencia, de nuevo) por considerar que el dinero recaudado por la venta de unos solares municipales no revirtió en el incremento del patrimonio del Ayuntamiento (Evencia controla a los de Urbanismo, por favor). En palabras de Fernando Pablos el fallo judicial obliga a la actual Corporación a consignar en los presupuestos del 2007 “esa partida de más de 3,6 millones de euros”. Pero apunta que “los solares en cuestión, situados en las inmediaciones de la estación de Renfe, no se vendieron en 600 millones de las antiguas pesetas, sino en 1.200 millones porque el PP decidió destinarlos a la construcción de viviendas libres y no protegidas como en principio estaba previsto”. Lo que si es seguro es que el Ayuntamiento (todos, por su mal hacer) pagará las costas del juicio. No sólo se pierden sentencias, también se paan costas, también se merman las arcas de los salmantinos… y ya son muchas sentencias y mucho dinero.

La Germán Sánchez Ruipérez, la Diputación y la Facultad de Farmacia han elaborado una guía de setas y hongos de la provincia de Salamanca. Hagan lo que hagan, tengan mucho cuidado.

La portada de Tribuna de Salamanca, del viernes 10, pasará a la historia del periodismo que se practica en Salamanca como una de las más absurdas de la historia. Más de media portada para retratar a Otegui, titulares como “Carod decidirá dónde y cuándo se habla catalán en Cataluña” y recordatorio de que le gustaría que los niños salmantinos estudiaran catalán (lo cual necesitarán, pues les tocará emigrar). “Ahora los futbolistas son unos maricones” palabras del mítico Vavá (con dos uves) y que a estas alturas no merecen ser tratadas (ni por los gays, ni por los futbolistas). “Doscientos buitres atacan a una vaca viva en Ledesma”, se avisa de que es por falta de alimento pero, a parte del sensacionalismo del titular, no se facilitan las cifras dadas por los organizadores de la comida. “Cuelgan en Internet un vídeo sexual de dos estudiantes”, y no facilitan un dvd con las escenas, esto es lo peor. ¡qué prensa!.

El doctor House se viste de charro y vive en Aldeatejada. Para ver las reacciones de la gente disponen de meneame y de Escolar.

La última de Julián es “Zapatero odia a Salamanca” y me mofo de ello (¿seremos dos?). Es posible que Zapatero me odie, no lo sé. Lo que si es cierto es que Julián no respeta a Salamanca, ni a los árboles que había cuando él llegó al poder, ni a su concepción de ciudad, ni a sus ciudadanos, y que la está entregando a los curas, al Corteinglé y los constructores. Esto último lo denunciaban ayer Los Verdes, la deuda de suelo que los constructores tienen con el Ayuntamiento de Salamanca es ya incuantificable. A ver quién es el majo que ahora se la cobra. La falta de respeto que Julián tiene para con la ciudad que él se encontró cuando llegó al poder es tal, que roza el odio. Con sus declaraciones lo único que hace, no es acusar, es despistar.

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