Queridos Reyes Magos de Oriente:
En este año que acaba he sido regular, me prometí hacer muchas cosas pero no todas han salido bien, como la miniCapitalidad denominada ‘Plaza Mayor de Europa’; en otras he sido mala y repugnante; y otras me han salido bien como la Cumbre Europea y la solución (de aquella manera) del boicot (imperdonable) a la Casa Lis.
Han aparecido en mí nuevos antojos, como el del parking de los Bandos, y mantengo algunos otros temas enquistados como el Gran Hotel. Pero reconozco que he aprendido que las transferencias de edificabilidad son denigrantes y que subir el precio del autobús también lo es.
Para este año que comienza sólo quiero pediros una cosa, y es: más civismo y ciudadanía para los ciudadanos de Salamanca. Noto que vivir en mí puede ser más agradable, más claro, más limpio, más sencillo si todos y cada uno de mis habitantes ponen algo de su parte.
A lo mejor para ello, sería suficiente con que un grupo de ellos se unieran bajo una Asociación ‘por una Salamanca Cívica’ y desde ahí se reunieran para hablar, informar, buscar soluciones y denunciar todo aquello que impide que sea un modelo de vida y convivencia.
Alguien tendrá que decir que hay cagadas de perros en las aceras y también en la hierba de los parques, que hay coches en doble fila y coches aparcados en las aceras y pasos de cebra, que muchos árboles son arrancados (misteriosamente) y ni se reponen ni previamente se protegen, que todavía hay guarras que sacuden la alfombra por la ventana, que los fumadores son intolerantes con los no fumadores, que hay escupitajos en cualquier parte y lugar (lo mismo para los meaderos y meones), que no se recicla y si se hace es para llenar contenedores llenos, que soy una ciudad objetivamente ruidosa sin piedad y sin motivo, que hay mobiliario urbano colocado donde más molesta, que hay grafittis y graffiteros impropios, que el buen estado de parques y jardines es bienestar (la de bancos que hay rotos, papeleras sucias y llenas), que hay baldosas rotas en las aceras, que hay tanto por hacer…
De cara al día de Reyes, hay que ser bueno, y hay que compartir, que compartir es bueno sobre todo porque ‘los caras’ del futuro ya han empezado a ejercer.
Han aparecido en mí nuevos antojos, como el del parking de los Bandos, y mantengo algunos otros temas enquistados como el Gran Hotel. Pero reconozco que he aprendido que las transferencias de edificabilidad son denigrantes y que subir el precio del autobús también lo es.
Para este año que comienza sólo quiero pediros una cosa, y es: más civismo y ciudadanía para los ciudadanos de Salamanca. Noto que vivir en mí puede ser más agradable, más claro, más limpio, más sencillo si todos y cada uno de mis habitantes ponen algo de su parte.
A lo mejor para ello, sería suficiente con que un grupo de ellos se unieran bajo una Asociación ‘por una Salamanca Cívica’ y desde ahí se reunieran para hablar, informar, buscar soluciones y denunciar todo aquello que impide que sea un modelo de vida y convivencia.
Alguien tendrá que decir que hay cagadas de perros en las aceras y también en la hierba de los parques, que hay coches en doble fila y coches aparcados en las aceras y pasos de cebra, que muchos árboles son arrancados (misteriosamente) y ni se reponen ni previamente se protegen, que todavía hay guarras que sacuden la alfombra por la ventana, que los fumadores son intolerantes con los no fumadores, que hay escupitajos en cualquier parte y lugar (lo mismo para los meaderos y meones), que no se recicla y si se hace es para llenar contenedores llenos, que soy una ciudad objetivamente ruidosa sin piedad y sin motivo, que hay mobiliario urbano colocado donde más molesta, que hay grafittis y graffiteros impropios, que el buen estado de parques y jardines es bienestar (la de bancos que hay rotos, papeleras sucias y llenas), que hay baldosas rotas en las aceras, que hay tanto por hacer…
De cara al día de Reyes, hay que ser bueno, y hay que compartir, que compartir es bueno sobre todo porque ‘los caras’ del futuro ya han empezado a ejercer.
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